
Contar historias, no importa dónde
Por: Jorge Flores
El mundo se cuenta en historias, algunos usan los libros y otros la pantalla, Chascas se encuentra en medio de estas dos dimensiones, su mente se mueve cómodamente entre una y otra; con el streaming a tope, el autor chileno ha encontrado el éxito gracias a esta fortaleza.
José Ignacio Valenzuela, Chascas, es un creador de contenido de 49 años. Desde niño cuenta historias, cuentos que no tienen un contenedor específico. Letras que se convierten en escenas e imágenes que se traducen en texto; siempre tuvo esta facilidad para navegar en dos formatos, habilidad que hoy es el pilar de su carrera.
“Cuando yo era muy chico, a los siete u ocho años, escribía cuentecitos; siempre me gustó escribir (…) Cuando tenía nueve o diez un día salí de mi casa y encontré que había camiones, gente, porque estaban grabando una telenovela. La casa de al lado era la de la villana de la telenovela y entonces quedé deslumbrado con todas estas cosas de las cámaras, el director gritando acción, los actores repitiendo las escenas, imagínate mi cara de emoción que alguien me agarró y me subió al móvil de transmisión y yo veía el director que apretaba botones; hasta me regalaron un libreto”, cuenta el escritor en entrevista para la Revista Cultural Alternativas.
“Entonces desde muy chico no tuve diferencias en mi cabeza, en mi proceso creativo, en mi tipo de escritura por pasearme por un formato o por otro. Para mí fue absolutamente natural”, recuerda aún con entusiasmo.
Pero luego vino un conflicto externo, la sociedad llena de prejuicios y egos que le pintó una línea entre la televisión y los libros, limitando su libertad creativa y construyendo una frontera que para él nunca había existido.
Estudiando literatura en la universidad escribió su primera telenovela y con ello llegaron las primeras críticas, sus colegas y profesores lo menospreciaban por haber caído en ese género ‘menor’; irónicamente, años después, cuando ya era un nombre en el mundo de las telenovelas y continuaba escribiendo libros, en el ámbito televisivo lo miraban con recelo.
“Despreciaban el género, «¡Ah se puso tonto José Ignacio, se puso tonto, mira tan bien que iba estudiando literatura con sus libros!». Luego me pasó al revés, cuando estaba haciendo telenovelas seguía escribiendo libros, allá en el mundo audiovisual era «se cree muy muy porque ahora saca libros», era una cosa absolutamente delirante”, relata divertido.
Al inicio estos prejuicios representaron un problema en su carrera, elegir televisión o libros; pero con el tiempo descubrió que su capacidad para moverse de un mundo a otro, no era una debilidad, sino una fortaleza que se propuso desarrollar.
“Decidí que iba a escribir libros que parecieran películas e iba a escribir series que tuvieran referencias literarias, iba a hacer híbridos. Ahora ese conflicto me terminó dando la clave de mi carrera”.
Fue entonces que las líneas que dividían esos dos mundos se difuminaron, pero no solo para él, sino para la industria literaria y audiovisual; ahora la televisión busca a la literatura para alimentarse y la literatura toma de referencia las tendencias en el streaming para proponer nuevas historias.
Luego de una extensa carrera escribiendo telenovelas para Televisa y TV Azteca, además de una serie de publicaciones literarias; Netflix, el monstruo del entretenimiento en la actualidad, contactó a José Ignacio para la creación de una serie. Así nació ¿Quién mató a Sara?, que se convertiría en el estreno más visto de habla no inglesa en Estados Unidos, que tiene la plataforma hasta el momento (55 millones de cuentas que vieron la serie en su mes de estreno).
“Cuando Netflix me llamó en enero del 2019 para ofrecerme escribir una serie, lo único que me dijeron fue «nosotros queremos una serie de suspenso», yo dije sí por supuesto, ¿qué iba a decir? —recuerda con gracia e ironía—, colgué la llamada y me aterré porque dije «esta es la misma gente que hace Stranger Things, que hace The Crown, que hace House of Cards, es la misma gente que está haciendo eso, yo no estoy a esa altura, yo no les llego ni a la rodilla». Entonces me matriculé en la universidad para estudiar guión de streaming para series, por 6 meses”, declara.
Chascas fue descubriendo muchas cosas en este proceso. Las telenovelas tenían pocas pantallas y horarios, así que su oferta y temática era muy limitada, en cambio las series pueden verse en cualquier momento y desde una infinidad de dispositivos; la televisión en el pasado tenía segmentado a su público, hoy el streaming le ha quitado el rostro, edad, clase social y género a quien sea que esté frente a la pantalla. Otro diferenciador importante, el presupuesto, una telenovela podría costar tres millones de dólares, un capítulo de una gran producción en Netflix puede costar sesenta millones de dólares.
José Ignacio tuvo que reaprender a contar historias ante la prioridad de cautivar a la audiencia; hoy las producciones llegan a todos los rincones del mundo y es imposible saber con quién se está ‘hablando’. Ante esta disyuntiva, el autor buscó el modo de ser universal, de hablarle a todo el mundo y entonces recordó que en México le enseñaron que hablar con un acento, escribir desde lo específico, es siempre más atractivo.
“Me acuerdo haber tenido esa discusión de 30 años de estar en México, alguien me dijo «nosotros los mexicanos mientras más nos vemos, más mexicanos nos ponemos, no hablamos en neutro en nuestras telenovelas, nosotros hablamos en mexicano». Y entonces pensé en esa cita de Tolstoi que decía «pinta tu aldea y serás universal»”.
Así fue como Chascas ‘se miró el ombligo’ y contó una historia para sí mismo, una historia calculada que se convirtió en un fenómeno, la razón nadie la sabe; el autor hizo una historia de suspenso, corrupción y abuso de poder pensando que esos elementos podrían atraer a la audiencia, pero el ‘qué’ específico que convirtió a ¿Quién mató a Sara? en el éxito que hoy en día es, nadie lo sabe.
“Mi instinto me guió para decirle a mi jefe «mira, por ahí me quiero ir, porque siento que con esa manera al menos vamos a minimizar riesgos», pero minimizar riesgos no significa un éxito, ¿cuántas veces yo mismo he hecho proyectos minimizando riesgos y me ha ido pésimo?, no tengo idea qué sucedió con ¿Quién mató a Sara?”; finaliza el autor.
José Ignacio Valenzuela, quien vive entre sus éxitos literarios, sus obras en la televisión y ahora el streaming, participará en la Feria Nacional del Libro de León como uno de los invitados estelares.