
Comunicar el arte Entrevista con Liz Perales
Por: Silvia Palacios
La cultura y el periodismo forman una mancuerna que los fortalece entre sí; bajo esta premisa, la periodista española Liz Perales nos presenta su perspectiva en torno al periodismo cultural y la importancia de, más allá de generar contenido siempre amable, cuestionar al arte y al artista.
RCA: ¿Cuál es la importancia de comunicar el arte periodísticamente?
LP: De siempre los medios de comunicación y la cultura han mantenido una alianza de conveniencia: los medios se alimentan de la cultura, le prestan atención y recursos —quizá no tantos como muchos desearíamos—, y ganan interés y prestigio informando de sus actividades y protagonistas; los artífices culturales, por su parte, saben que sin los medios sus manifestaciones difícilmente podrían difundirse, encontrar eco y ganar valor. Pero, esta relación ¿es hoy satisfactoria para ambos?
A diferencia de otros contenidos, la cultura ha recibido hasta ahora un trato favorable en los medios de comunicación. No me refiero al siempre discutible espacio o grado de atención que acapara (siempre escaso), sino a la actitud o predisposición con la que la abordan. Tengo la impresión de que ahora el periodista dedicado a informar de las actividades culturales se confunde más con un publicista que con un informador. Desde las redacciones, la cultura tiende a ser evaluada como una materia «amable», como un ámbito con escasos recursos que, de entrada, hay que apoyar. Y quizá por ello el periodista cultural se olvida de que es un investigador que, entre sus cometidos, figura el de formular preguntas incómodas al artista.
Por otro lado, yo devoro los reportajes culturales, crónicas, entrevistas… que me descubren a un escritor, un actor o un músico. El buen periodismo cultural es descubrimiento y si la pieza está bien escrita, no lo distingo de cualquier otro género literario.
RCA: ¿Por qué revalorar el periodismo cultural en una sociedad donde se relega al arte?
LP: No tengo tan claro que la sociedad actual relegue el arte. Es más, creo que los gobiernos occidentales dedican importantes recursos a financiarlo y hay mucha gente que considera que lo que hace es arte. Pero esa es la cuestión, ¿es arte todo aquello que se dice que es arte? Desde hace cien años, el arte es un concepto que se expande como el gas, sin atender a un canon o reglas académicas, y donde la novedad suele ser lo más valorado por los medios de comunicación y el mercado. Creo que el periodismo cultural puede jugar un papel en señalar cuando en el arte, el rey está desnudo.
Otra función importante del periodista es ser un cicerone en la jungla digital. La libre circulación de información y de publicación ha originado un exceso de oferta informativa, devaluando el producto. Está claro que las nuevas herramientas nos permiten ver y difundir lo que queremos, todo a nuestro alcance con un clic. Hoy se necesitan más que nunca de buenas cuadrillas que desbrocen y limpien los caminos hacia la información clasificada y organizada, singular y de calidad. Parece lógico que ese podría ser entonces el nuevo papel asignado a los medios de comunicación: o sea, el de ser editores que seleccionan los temas con criterio, los producen y dan un tratamiento adecuado a los gustos de su audiencia para distribuirlos por canales de pago o gratuitos. De ser así, ¿hay muchas diferencias entre el editor de publicaciones tradicional y el editor digital?
RCA: Desde tu punto de vista, ¿por qué mantener los medios impresos en un mundo digital?
LP: La revolución digital ha llevado a algunos gurús a predecir el fin de los medios escritos, pero tal vaticinio está por verse, y lo que se intuye es una convivencia todavía larga de los dos formatos. En cualquier caso, este nuevo contexto obligó a modificar los usos y maneras de operar de las empresas de comunicación y sus periodistas. Las empresas vivieron una cierta neurosis propia de periodos revolucionarios: mantenían el marco y la estructura del antiguo régimen mientras facilitaban la entrada y ofrecían el apoyo a los elementos desestabilizadores que les llevarían a un cambio de paradigma. Fueron años de debilidad e inestabilidad, algunas compañías se han arruinado, especialmente las de publicaciones impresas, y muchos periodistas se fueron al paro.
Soy optimista y creo que la edición impresa (pienso más en libros y revistas que en diarios) tiene futuro y creo que es mucho más libre e independiente que la digital. Más independiente porque el mundo analógico es más difícil de controlar por el poder, exige de pequeñas inversiones para producir contenidos y su distribución no depende de las grandes empresas tecnológicas, hoy, los amos del universo que dictan qué puede o no publicarse. La edición impresa nos permitirá volver a lo local, a lo vecinal, a lo que nos une, frente a lo global.
Por otro lado, creo que hay contenidos para editar en los dos formatos, para editarse solo en digital y para editarse solo en papel. Yo dirijo una editorial desde hace diez años, Bolchiro, que edita en impreso y digital, pero no todos sus libros los publicamos en los dos formatos.
RCA: ¿Cuál es el presente y el futuro del periodismo cultural?
LP: La revolución digital acabó con el modelo que había y ahora el periodismo busca su lugar. Hoy, Internet facilita que cualquier persona publique lo que se proponga de forma fácil, rápida y económica. Esta es una labor que antes estaba reservada a los periodistas y medios. La situación, aparentemente, resulta favorable para el consumidor y para el artífice cultural. La red da una gran libertad, permite presentar el producto sin intermediarios y entrar en contacto directo con los consumidores/usuarios a través de las redes sociales; sin embargo, estamos viendo que no es exactamente así y que los amos del universo (las tecnológicas) dictan, como ya he dicho, qué se puede y qué no se puede publicar.
Por eso, creo que ha sido un gravísimo error que los diarios hayan cedido el prestigio de sus cabeceras y la publicación de sus informaciones a las redes sociales.
RCA: Compártenos cinco claves para hacer buen periodismo cultural.
LP:
1- Estudia y lee todo lo que puedas. Y mantente en forma con cine, danza, música… lo que más te guste.
2- Sé receptivo a las ideas más extrañas y a las personas más ajenas.
3- Investiga, descubre, analiza. Busca tu propia noticia y sal de los circuitos oficiales o habituales que ofrecen la misma información a la competencia.
4- Pregunta, pregunta, pregunta… Cuestiona a tus interlocutores.
5- Cuida la forma de tu escritura, tu estilo, y si haces televisión, radio o web, también.
El periodismo cultural debe replantearse desde su núcleo para ofrecer una perspectiva crítica a las y los lectores; si bien es una herramienta para difundir el quehacer artístico también es necesario para cuestionar, por ello la labor del periodista debe apegarse a ver más allá de los temas y escenarios habituales, y siempre estar informado, como nos comparte la periodista, editora y colaboradora de El Cultural, suplemento cultural del diario El Mundo, y quien estará presente en el Encuentro de Periodismo Cultural a realizarse durante la Fenal 32.
Síguela en su cuenta de Twitter @lizperales1 y conoce más de su trabajo, sin duda enriquecedor y que abre el panorama de lo que es el periodismo cultural en sí.